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Cómo usar el neuromárketing para venderle al cerebro reptiliano


Las empresas utilizan el neuromarketing para hacer que las personas consuman o elijan sus productos o servicios. 

Pero, ¿qué es el neuromárketing? Es la aplicación de técnicas pertenecientes a las neurociencias, al ámbito de la mercadotecnia, analizando cuáles son los niveles de emoción, atención y memoria que poseen los diferentes estímulos percibidos de forma consciente o subconsciente con la intención de mejorar la gestión de recursos en las empresas sin incrementar los gastos innecesariamente y aumentar los productos que existen en el mercado, así se mejora el bienestar social y se entiende la toma de decisión del consumidor. 

La toma de decisiones está relacionada con el cerebro, el cerebro medio y el cerebro viejo (o reptiliano), pero está científicamente comprobado que el cerebro reptiliano es el que lleva a tomar el 85% de las decisiones porque su función es actuar más que pensar y sentir. 

Después de esta explicación muchos se preguntarán cómo podemos hacer para que el cerebro viejo de los consumidores se incline por nuestros productos o servicios.

Patrick Renvoise, autor del libro “Neuromarketing” explica que hay seis estímulos que el cerebro viejo o reptiliano prefiere que son: 

Egocentrismo: el cerebro viejo es egocéntrico y solo piensa en su bienestar. Por eso, la estrategia de marketing es hablarle al consumidor de tú. 

Contrastes: el cerebro viejo responde fácilmente a los contrastes. Si se muestra al consumidor por ejemplo, el antes y el después, lento o rápido, mucho o poco, será más fácil tomar una decisión. 

Principio y final: al cerebro viejo le gustan los principios y los finales cargados de emociones. Así que puedes lanzarles a los consumidores preguntas como: ¿Qué pasaría si un día no tuvieras el servicio de (…)?

Tangible: al cerebro viejo le gustan las propuestas sencillas y sin mucho adorno. Mensajes como: “Menos tiempo en espera” o “Asistencia las 24 horas”. 

Visual: el cerebro viejo es visual. Así que se deben cuidar muy bien los elementos visuales con fines publicitarios que mandamos al cerebro del consumidor. 

Emocional: es cerebro viejo responde a las emociones. Así que las estrategias de marketing deben llenar de emociones al consumidor.
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