Ya se sabe que para crear fidelidad entre la gente, una marca tiene que olvidarse de vender en los espacios en los que eso puede parecer invasivo y desesperado. Por ejemplo: si dedicás tus redes sociales solo a informar los precios de tus productos, nadie querrá seguirte. Lo mismo ocurre con los blogs.
Nadie está obligado a dedicarle a tu marca un solo segundo de su tiempo en Internet, donde hay millones de contenidos seduciendo a los lectores de forma simultánea. Por eso el blog de tu negocio tiene que olvidarse de lo que vende y concentrarse en el rubro al que pertenece: demostrá que sos el que sabe, de manera que cuando alguien tenga la necesidad de algo relativo a tu área, acuda a vos.
En todo caso, tampoco te podés olvidar de que el objetivo de tu empresa es vender. Las redes sociales y un buen blog no pueden pagarte con masajes al ego lo que debería convertirse en dinero, más bien deben ser el camino a mayores ventas a través de la fidelidad que generan.
Para que el blog de tu empresa brille desde el principio, tenés que concentrarte en enseñarle a la gente cómo hacer las cosas relativas a tu negocio. No tengas miedo de que tu empresa pierda la mística ni de que la gente haga por sí misma lo que se supone que vos hacés: hoy todo está en la Internet e igual la gente sigue contratando a los profesionales.
Lo importante es crear un grupo de lectores fieles a la información que ofrecés y eso se hace con contenidos realmente atractivos. Los artículos relativos al "cómo" deben ser alternados con curiosidades y temas de interés.
Si seguís esa filosofía y hacés una buena simbiosis entre tu blog y las redes sociales, el brillo estará garantizado.
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