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Los cambios que trajo la disrupción digital a los emprendedores


Lo que está ocurriendo con la información, con la comunicación y con las plataformas tecnológicas afecta a todos los habitantes de este planeta trocado desde hace rato en aldea global.

Empresas, individuos, asociaciones… todos tenemos que adaptarnos si no queremos ser devorados por un entorno que cambió de forma aparentemente irreversible. 

En 1995, Clayton M. Christensen publicó junto a Joseph Bower un artículo titulado "Disruptive Technologies: Catching the wave", en el que acuñó el término disrupción digital, concepto que hoy nos compete porque habla de los cambios a los que nos hemos tenido que adaptar.

Juan Carlos Vigo, experto en transformación digital y presidente de ATI Madrid, enumeró en un texto para Idnews los tres efectos que la disrupción digital ha traído a los emprendedores. A continuación los reproducimos:

1. Costes marginales cero, con una disminución de los precios y la importancia progresiva de la gratuidad.

En nuestra economía actual que se podía denominar como economía de la abundancia, como explicaba Jeremy Rifkin en La sociedad de coste marginal cero, la gratuidad, la colaboración desinteresada o la integración vertical en nuevos modelos de negocio cuestionan la condición misma del capitalismo y del modelo productivo. Este autor indica el concepto de una “economía híbrida” en la que conviven un mercado capitalista y un mercado procomún colaborativo, en el que la gratuidad es una parte de la estrategia de las corporaciones ya sea como herramienta de marketing o como comunidad social. Dos modelos económicos que suelen actuar conjuntamente y que, a veces, compiten entre sí y que se benefician de las sinergias que surgen en los límites de sus perímetros respectivos., añadiéndose valor mutuamente y en otras ocasiones intenten sustituirse entre ellos.

2. Aumento de competidores. (extensión del agilísimo)

El competidor ágil (flexible, rápido y productivo). A los grandes les cuesta bailar y más en la actualidad donde el ritmo de la música es tremendamente acelerado. Las empresas digitales son más planas y orientadas a servicios y viven en eso que hemos dado en llamar la “cultura beta”, es decir, un modelo de cambio constante que facilita la innovación continua. Las empresas tradicionales deben digitalizarse para dotarse de esta agilidad, imbuirse de la cultura del prototipo, dejar de tener miedo a fallar (emprendimiento), empezar a entender que no decidir es hoy la peor medida.

3. El cliente y el usuario tiene el poder (customer centric & user centric).

Incremento de poder del cliente y de los usuarios pasando de invisibles a visibles, de usuario tecnológico a nativo digital.

Las organizaciones tienen que crear conversaciones, comunidades, plataformas de creación de valor en las que la experiencia de usuario pasa por ser capaz de decidir, de transformar, de construir. Las organizaciones tienen que entender que el cliente y el usuario van a jugar un rol protagonista en todo el ciclo de vida de productos y servicios.

Esto conlleva el entender las disrupciones tecnológicas, no solo como un despliegue de tecnología, sino que incluye a las personas (nativos digitales), la cultura de las empresas (CEOs digitales, responsabilidad corporativa, valores, gamificación, etc.), organización (comités, comunidades internas), procesos (redefinición de procesos, integración de buenas prácticas en el entorno digital como ITIL, etc.).

Los emprendedores digitales tienen que ser los protagonistas de la disrupción digital, desarrollar los roadmaps digitales, para automatizar procesos, comprender y mejorar la comunicación con los usuarios y los clientes, modificar las estructuras de costes, y transformar las empresas en ecosistemas digitales

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