Entre los principales motivos para que una pequeña empresa quiebre están, como hemos dicho, la mala contratación de personal y la resistencia al cambio. Sin embargo, hay otro que es tan evidente que muchos emprendedores ni lo consideran porque asumen de antemano que nunca les pasará: gastarse el dinero de la compañía.
Sin embargo ocurre, y ocurre muchísimo. Por eso separar las cuentas personales de las finanzas de la empresa es uno de los grandes desafíos de todo emprendimiento para mantenerse y crecer.
Nuestra principal recomendación al respecto es abrir una cuenta bancaria de persona jurídica para manejar los ingresos y egresos del negocio.
Lo siguiente es revisar las cuentas semanalmente (facturas, recibos, etc..) para identificar cualquier problema y resolverlo al momento. De tal manera que debe existir un cuaderno donde estén todas, absolutamente todas las transacciones de la compañía. Así, cuando el negocio crezca, los empleados responsables podrán verificar en un mismo lugar. Recuerda: lo que no esté en ese cuaderno, no existe.
Por otra parte, todo dinero que salga de la empresa (así lo haya sacado el mismísimo dueño y fundador) debe ser tomado en cuenta como un préstamo. Y eso es bastante común, pues las emergencias están a la orden del día en la vida cotidiana.
En resumen, todo lo que hagas necesita mucha disciplina para llegar al éxito.
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